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Nuestro acueducto

El valor de un sueño

Cuando despertaban los vecinos de las veredas Payacal, Florián y Doima, por allá hacia 1960, lo primero que disfrutaban era la visión de sus cultivos de café y de los tres nevados el del Tolima, el del Santa Isabel y el del Ruiz, que brillaban al fondo en las mañanas. Disfrutaban de sus pequeñas fincas cafeteras con las cuales lograban proveer el pan diario de sus familias.

Sin embargo, lavaban el café y la ropa de la familia con el agua de las quebradas contaminándola y, lo más grave, que ellos mismos consumían esta agua para preparar sus comidas y realizar las labores domésticas. En algunas conversaciones se les ocurrió pensar en un posible Acueducto veredal y para ello formaron un grupo de vecinos y acudieron al Comité de Cafeteros de la región en busca de ayuda.

El Comité de cafeteros del municipio de la Mesa de Juan Díaz acudió a la Federación Nacional de Cafeteros por su colaboración y ella se apersonó de la situación respondiendo que les ayudaría si completaban un grupo de 30 usuarios. Algunos de los fundadores fueron los señores Belisario Pedraza, Isaac Roa, Roberto Barrera, Oliverio Nieto, Benjamín Guerrero, Aureliano Moreno, Francisco Peñalosa, entre otros. Muchas de las personas de la región fueron incrédulas ante la posibilidad de tener un Acueducto y no se alcanzó a completar el número de usuarios solicitado, por esto, el señor Aureliano Moreno adquirió los derechos de acometida o plumas que faltaban.

Así, en 1970, la Federación contrató las obras de construcción de un acueducto veredal aprovechando las aguas de las quebradas La Dulce y Payacal, con el permiso y supervisión del Instituto Nacional de los Recursos Naturales Renovables y del Ambiente, Inderena, encargado de la protección del medio ambiente. Algunos usuarios colaboraron con tiempo de trabajo y otros finqueros donaron los lotes donde instalar los tanques y la bocatoma. Este acueducto inicial contaba con tanques en ladrillo de 500 l (litros), una red principal en 3” (pulgadas) y acometidas domiciliarias en ½” y el agua era solo para riego.

Para la entrega y administración del Acueducto se conformó una Junta Directiva y se contrató al señor Santos López como fontanero, encargado de hacer seguimiento a la red, detectar los daños y realizarle las reparaciones necesarias. Luego desempeñó este cargo el señor Vicente Tibaquirá y luego el señor José Ángel. Por aquellos días cada usuario del Acueducto pagaba 3.000 pesos mensuales y no había restricción en la cantidad de agua utilizada por cada uno. En este momento no existía una contabilidad ni estaba registrado en la Cámara de Comercio.

Sin embargo, como las planticas de café necesitan mucha agua y de excelente pureza para producir frutos de calidad y las personas requieren el agua limpia para preparar los alimentos y utilizarla en las labores hogareñas, y el agua que aportada el Acueducto llegaba con mucha suciedad, hacia 1994, sus representantes acudieron nuevamente a la Federación Nacional de Cafeteros y a la Alcaldía de La Mesa de Juan Díaz en busca de ayuda con el fin de mejorar y modernizar las instalaciones del acueducto. Obtienen una respuesta afirmativa de ellas y, así, la Alcaldía, en ese momento a cargo de la señora Hilda Gutiérrez, aporta 1´500.000 pesos y la Federación 3´411.500 pesos.

Gracias a los buenos oficios de la Junta Directiva de ese momento, el Acueducto logra llegar a un acuerdo con el señor Luis Alberto Barrera mediante el cual él concedía permiso de utilización del agua que salía de unos nacederos ubicados en su finca, mientras que el Acueducto le otorgó algunas acometidas de agua o plumas. Este contrato se firmó el día 28 de enero de 1995 con la presencia de algunos usuarios como Roberto Barrera, Aureliano Moreno, Isaac Roa, Drigelio Machado, Francisco Peñalosa, entre otros.

El 16 de mayo de 1995 la Federación Nacional de Cafeteros hace entrega de las obras terminadas a la Junta Directiva y a la comisión compuesta por los mismos usuarios ya nombrados y algunos otros.

Luego, con la nueva Junta Directiva del Acueducto encabezada por la señora Concepción Pulido como presidente, con la colaboración de Luis Eduardo Olaya y Patricia Hernández entre otros, cumple con la exigencia de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, CAR, de instalar contadores en cada predio y realizar modificaciones en la bocatoma, para que ella otorgue permiso de disponer de 4,3 l/s (litros por segundo) de agua en la bocatoma.

La exigencia fue cumplida y, adicionalmente, con la misma Junta Directiva se elaboran los estatutos de funcionamiento del Acueducto, se organiza la contabilidad, se establecen planes de desarrollo con lo cual se mejora el funcionamiento del Acueducto y se les enseña a los usuarios a manejar adecuadamente el recurso hídrico. Más adelante, mediante el pago de cuotas extraordinarias por parte de los usuarios, cerca de 260 para este momento, se logra la adquisición de un lote propio donde ubicar una futura planta de tratamiento. Este lote fue comprado al señor Jaime Ovalle por un valor de 40´000.000 de pesos colombianos.

En la actualidad la Junta Administradora está encabezada por el señor Nelson Gómez. El Acueducto participa en una convocatoria “ Más agua potable”, realizada por Empresas públicas de Cundinamarca S.A. para acueductos rurales, saliendo favorecido gracias al cumplimiento de todas las normas y exigencias requeridas. Se presentaron a dicha convocatoria 74 acueductos, de los cuales seleccionaron inicialmente 37 que cumplían con todos los requisitos documentales, y de estos se les otorgó a solamente 4 acueductos rurales de la Mesa.

Gozar de agua potable en el hogar es una verdadera maravilla que solo valoramos cuando no la tenemos. Este logro fue el resultado de unas cuantas personas que un día creyeron que podría ser posible contar con un Acueducto rural de excelente calidad en esta hermosa región del país y hoy, finalmente, contamos con él.

Esta historia se pudo reconstruir gracias a los aportes de las señoras Flor Pedraza, Concepción Pulido e Isabel de Moreno.